Necesidad de silencio

Seguramente todos habréis sentido alguna vez la necesidad de gritar “Silencio”. Habréis querido desconectar de todo y de todos a vuestro alrededor y dedicaros un tiempo a vosotros mismos. 

Normalizando el ruido

Sin embargo, estamos acostumbrados a huir del silencio, nos causa temor, aburrimiento, indiferencia. Vivimos inmersos en un sin fin de estímulos de todo tipo que nos acompañan las 24h del día. Cada mañana al despertar, encendemos el piloto automático. Nos dejamos llevar por la mera inercia sin ser realmente conscientes de lo que hacemos ni de lo que sentimos en cada momento.  Hemos normalizado el ruido hasta tal punto que él solo hecho de imaginar unos minutos en silencio al día nos causa pavor.

No solo nos resulta cotidiano el ruido externo, sino lo que ese ruido provoca en nuestras mentes impidiéndonos pensar y, en consecuencia, actuar con claridad. 

Solo paramos y en algunos casos llegamos a tomar conciencia cuando nuestro cuerpo nos da un toque de atención o cuando tocamos fondo por alguna dolencia de tipo emocional. Es en ese momento cuando nos damos cuenta de lo sobreexpuestos que estamos.

Importancia de silenciar el ruido interno

Es importante entender que más allá de encontrar un silencio externo, el cual es muy beneficioso, a la larga se trata de acallar el ruido de las distracciones. Todo aquello que nos perturba y persigue a cada instante.

Tal como Erling Kagge, autor del best-seller "Silencio en la era del ruido" expone, “es otro tipo de silencio el que uno debe buscar: el existencial, no el acústico. Es el que está ahí dentro de uno todo el tiempo. Ese silencio es el más importante en la vida, aunque sea subestimado en la sociedad actual”.

Para encontrar este tipo de silencio no es necesario irse a un lugar remoto aislado de toda civilización. Se trata de encontrar en nuestro día a día pequeños actos y/o lugares que nos invitan a desconectar y a tomar conciencia del acto en sí mismo.

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